La historia de Arthur es una de las historias más curiosas que he llegado a leer. “Nunca olvidaré la frustración y la desesperación de la voz que hablaba al otro lado del teléfono” declara Ramachandran al empezar un nuevo capítulo. Y es que, los padres del sujeto a tratar, estaban trastornados, puesto que su hijo Arthur, tras un accidente de automóvil -sufriendo un fortísimo golpe en la cabeza-, dejó de reconocer a sus padres como legítimos, alegando que eran unos impostores, que sus verdaderos padres estaban pagando para que le cuidasen.
dreys
martes, 1 de marzo de 2011
La insoportable similitud del ser
La historia de Arthur es una de las historias más curiosas que he llegado a leer. “Nunca olvidaré la frustración y la desesperación de la voz que hablaba al otro lado del teléfono” declara Ramachandran al empezar un nuevo capítulo. Y es que, los padres del sujeto a tratar, estaban trastornados, puesto que su hijo Arthur, tras un accidente de automóvil -sufriendo un fortísimo golpe en la cabeza-, dejó de reconocer a sus padres como legítimos, alegando que eran unos impostores, que sus verdaderos padres estaban pagando para que le cuidasen.
El fantasma interior
Es curioso como la mente puede recrear fantasías a partir de una o varias áreas dañadas del cerebro. Una enfermera desarrolló un punto ciego en su campo de visión, por donde, por causas aparentemente desconocidas, veía personajes de historietas o caricaturas de sus conocidos. Una bibliotecaria sufrió una apoplejía, comenzó a reír sin poder parar un día entero, hasta que la muerte llamó a su puerta. Un psiquiatra diría sin dudar: “Estas personas están totalmente locas”, pero sin embargo, en sus otras facetas, son personas tan sagaces como otra cualquiera. Estos casos y otros más, generalmente se catalogan en la carpeta de curiosidades y ahí se quedan, sin tratar de sacar una respuesta metodológica del cerebro. El doctor Ramachandran, en éste libro, nos guiará y enseñará cómo ha cambiado la arquitectura del cerebro de esta gente, dándonos unas respuestas limpias a todas esas preguntas que nos abordan cuando nos cuentan cómo una persona puede decir que sigue teniendo brazo izquierdo si lo perdió en un accidente automovilístico. Ramachandran explica que, sacando a pacientes -de la clínica psiquiatra- con síntomas parecidos a los ya citados, y llevándolos a laboratorios, pueden explicarse los cambios conductuales y cerebrales de estos sujetos. El doctor explica que pueden proseguir donde Freud lo dejó, pudiendo llamar a este tiempo “la era de la epistemología experimental y de la neuropsiquiatría cognitiva”.
Estructura de una neurona:
Hace falta conocer las distintas áreas cerebrales para poder entender con precisión de lo que se habla. Si aumentamos con un microscopio a cualquier parte del encéfalo veremos que existen unas células nerviosas llamadas neuronas, las unidades básicas del sistema nervioso. Cada neurona tiene un “cuerpo central” y numerosas ramificaciones llamadas dendritas, que se conectan con otras neuronas mediante estos “brazos”. A su vez, tienen un axón primario para enviar información fuera de la célula. El proceso de intercambio de información entre neuronas se llama sinapsis. Es inmenso el número de estados cerebrales posibles si se tiene en cuenta que de un fragmento del cerebro del tamaño de un grano de arena hay unas cien mil neuronas, dos millones de axones y mil millones de sinapsis, todas en constante trabajo. El cerebro comienza en la parte superior de la médula espinal, es una región llamada médula oblonga, que conecta la médula espinal con el encéfalo y tiene el trabajo de controlar funciones vitales. La médula conecta con el puente de Varolio, que se encarga de los movimientos coordinados. Encima de todo esto se encuentran los dos hemisferios. Estos dos hemisferios, a su vez, están divididos en cuatro partes o lóbulos -frontal, parietal, occipital y temporal-. Cada hemisferio controla los músculos del lado contrario del cuerpo. Estos están conectados por el cuerpo calloso, si se cortara, los dos hemisferios no podrían comunicarse entre sí dando problemas cognitivos. La parte exterior de cada hemisferio se llama corteza cerebral, es un manto de células formado por seis estratos. Justo en el centro del encéfalo está el tálamo. Toda la información sensorial pasa a través de ésta región antes de llegar a otras partes. Debajo del tálamo se alberga el hipotálamo, que interviene en las funciones metabólicas, la sexualidad, el miedo, etc.
Conclusión:
El profesor Ramachandran nos envía con estas materias al joven mundo de la neurociencia, donde queda mucho por descubrir y muchas sorprendentes historias. El doctor mantiene una actitud fisicalista sobre estos temas a tratar, dejando sin veracidad a psiquiatras al argumentar que llegan a inventarse teorías para que encajen con el problema del paciente.